¿De qué se trata?
El bruxismo es un trastorno caracterizado por el apretamiento y rechinamiento involuntario de los dientes, con la aplicación de fuerzas excesivas sobre los músculos masticatorios, provocando un desgaste de los dientes que puede afectar a su integridad y comprometer la salud bucodental.
Se pueden considerar dos formas distintas de bruxismo: diurno y nocturno. La primera se caracteriza por una actividad semivoluntaria de la mandíbula, con apretamiento de los dientes mientras el individuo está despierto y donde generalmente no hay rechinamiento, estando relacionada con un tic, hábito o una reacción al estrés. La segunda es una actividad inconsciente de rechinar o apretar los dientes, con producción de sonido, mientras se está dormido. El bruxismo del sueño crea tensión en las articulaciones temporomaxilares, lo que puede desgastarlas y provocar dolores de cabeza. También provoca desgaste en los dientes, lo que puede afectar a su integridad y comprometer la salud bucodental. El bruxismo del sueño es un problema que afecta sobre todo a los niños, pero también puede afectar a los adultos.
Síntomas del bruxismo
Los principales síntomas son cefaleas, molestias en la articulación temporomaxilar, dolor en los músculos faciales y en los pabellones auriculares, rigidez de hombros, limitación de los movimientos de apertura de la boca y trastornos del sueño. También se produce desgaste del esmalte dental o incluso fractura de piezas dentales, inflamación de las encías, movilidad excesiva de los dientes y su pérdida prematura.
Los dolores de cabeza son el síntoma más frecuente, y se dan tres veces más en personas con bruxismo que en otras.
En los niños, es frecuente que se asocie a obstrucción nasal y molestias respiratorias derivadas de la hipertrofia de amígdalas y adenoides. También es normal que se produzcan alteraciones del comportamiento y de la atención en este escenario.
Causas del bruxismo
En cuanto a la diarrea, se desconocen sus causas, aunque el estrés y la ansiedad se consideran factores de riesgo.
Algunos estudios demuestran que durante las crisis nocturnas se produce un aumento de la actividad cardiaca, respiratoria y muscular, lo que sugiere que existe una relación entre los mecanismos del sueño y el bruxismo. Las personas que padecen esta enfermedad suelen tener otros trastornos del sueño, como ronquidos, episodios de apnea (pausas en la respiración), hablar o alucinaciones en la fase entre el sueño y el despertar.
Otros factores asociados son la edad joven, el nivel educativo alto, el tabaco y el consumo de cafeína o alcohol.
El consumo de sustancias para dormir, la depresión y la angustia pueden alterar los patrones de sueño y aumentar el riesgo de su aparición. El estrés y la ansiedad parecen estar relacionados con cerca del 70% de los casos de bruxismo.
Diagnóstico del bruxismo
Durante una consulta dental, pueden ser visibles varios signos de bruxismo, como el desgaste irregular de los dientes, grietas o fracturas, y sensibilidad dental o de los músculos faciales. Un estudio del sueño puede ayudar a confirmar el diagnóstico.
Tratamiento del bruxismo
Las consecuencias del bruxismo nocturno pueden controlarse mediante el uso de un gotero de relajación colocado en la boca que protege los dientes y reduce la actividad muscular. Una articulación correcta de los dientes del maxilar superior e inferior reduce la fricción entre ellos y mejora la calidad de la masticación. Por ello, siempre es importante el control por parte de un dentista. A veces hay propuestas terapéuticas conductuales como el psicoanálisis, la hipnosis y las técnicas de relajación. Sin embargo, aún carecen de suficiente validación científica.
Prevención del bruxismo
La prevención de la mayoría de los episodios de bruxismo pasa por reducir los niveles de ansiedad del niño, lo que puede conseguirse intentando relajarse antes de acostarse, por ejemplo, tomando un baño caliente, escuchando música tranquila o leyendo un libro. En los casos en que no se pueda reducir la ansiedad, puede ser necesario consultar al dentista o al pediatra para realizar una evaluación más detallada.
El bruxismo infantil suele superarse en la adolescencia. La mayoría deja de rechinar y apretar los dientes cuando los dientes de leche son sustituidos por los definitivos. Sin embargo, algunos continúan haciéndolo durante la adolescencia, y si la causa es el estrés, el rechinamiento continuará hasta que se alivie la tensión. En presencia de esta afección, el bruxismo puede evitarse intentando hablar con los niños o adolescentes para comprender sus miedos y ansiedades, y ayudándoles a afrontar sus problemas.
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