¿Qué es la disfagia?
Se trata de una dificultad para tragar, lo que significa que se tarda más tiempo y se realiza un mayor esfuerzo para trasladar los alimentos sólidos o líquidos de la boca al estómago; puede ir acompañada de dolor y, en casos graves, puede imposibilitar la deglución.
Suele estar causada por alteraciones nerviosas o musculares, puede ser dolorosa y es más frecuente en ancianos y lactantes. Existe un amplio abanico de posibles causas de disfagia. Aunque un solo episodio probablemente no corresponda a un problema subyacente grave, si se repite necesita atención médica urgente.
La disfagia ocasional puede ser el resultado de comer demasiado rápido o de masticar mal los alimentos, y es más frecuente en las personas mayores; estos casos no suelen ser motivo de preocupación. Por el contrario, una disfagia persistente o que empeora puede indicar un problema grave y debe evaluarse urgentemente.
Síntomas de la disfagia
Los pacientes pueden referir dolor al tragar o ser incapaces de tragar. Puede haber sensación de que la comida está atascada en la garganta o el pecho, salivación excesiva, ronquera, regurgitación, ardor detrás del esternón, pérdida de peso, tos o ahogo al tragar. Si no se trata adecuadamente, la disfagia puede causar desnutrición, pérdida de peso y deshidratación o infecciones respiratorias si los alimentos pasan a las vías respiratorias durante el intento de deglución.
Causas de la disfagia
No siempre es posible identificar la causa de la disfagia. En general, existen dos tipos de disfagia: esofágica y orofaríngea.
En la disfagia esofágica, se tiene la sensación de que la comida está atascada en la base de la garganta o en el pecho después de haber empezado a tragar. Las causas más frecuentes son la acalasia (debilidad de los músculos esofágicos), los espasmos o un estrechamiento (por tumor o lesión) del esófago o la presencia de un cuerpo extraño. El reflujo gastroesofágico, la esofagitis eosinofílica, la esclerodermia o la radioterapia también pueden provocar este tipo de disfagia.
En la disfagia orofaríngea se produce un debilitamiento de los músculos de la garganta que dificulta el paso de los alimentos de la boca a la garganta y el esófago, lo que puede provocar tos, ahogo o incluso atragantamiento. Si el alimento penetra en la tráquea, puede desarrollarse una neumonía. Puede ser consecuencia de problemas neurológicos como la esclerosis múltiple o la enfermedad de Parkinson, un accidente cerebrovascular, divertículos de la faringe o lesiones neoplásicas.
Por otra parte, el envejecimiento es un factor de riesgo de disfagia, al igual que la presencia de algunas formas de enfermedad neurológica.
Diagnóstico de la disfagia
El diagnóstico de la disfagia se realiza mediante observación médica, complementada con radiografía con contraste, estudios dinámicos de la deglución, endoscopia, estudio de la presión esofágica (manometría), tomografía computarizada o resonancia magnética. Las pruebas más adecuadas se seleccionan en función de cada caso.
Tratamiento de la disfagia
El tratamiento depende del tipo de disfagia.
En la disfagia orofaríngea, existen algunos ejercicios y técnicas que ayudan a coordinar los músculos implicados en la deglución y estimulan los nervios que desencadenan este reflejo.
En caso de disfagia esofágica, puede ser necesario dilatar el esófago con un endoscopio o realizar una intervención quirúrgica si hay un tumor o un divertículo.
Si existe reflujo gastroesofágico, debe tratarse prescribiendo un tratamiento oral que reduzca la acidez gástrica.
El tratamiento puede complementarse con una dieta líquida para mantener el peso y evitar la deshidratación y, en casos graves, puede ser necesaria la alimentación a través de una sonda.
Prevención de la disfagia
La disfagia ocasional puede prevenirse comiendo despacio y masticando bien los alimentos. Cuando se detecta la presencia de reflujo gastroesofágico, debe tratarse con prontitud para evitar el desarrollo de un estrechamiento del esófago. En el resto de formas de disfagia, la prevención no es posible, pero se recomienda un diagnóstico precoz para minimizar sus complicaciones.
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