¿De qué se trata?
El reflujo laringofaríngeo es una afección en la que el ácido producido en el estómago regresa por el esófago hasta la garganta, provocando cambios en la mucosa.
El ácido del estómago puede subir por el esófago hasta la faringe y la laringe, produciendo una lesión química de su mucosa que, a diferencia del esófago, no tiene protección para ello. Así, se puede estar en presencia de reflujo laringofaríngeo, sin tener los síntomas clásicos y sin tener ninguna alteración en los exámenes endoscópicos habitualmente realizados.
Síntomas del reflujo laringofaríngeo
Esta laringitis por reflujo se manifiesta por ronquera, sensación de irritación o mucosidad en la garganta, tos y carraspeo recurrente.
Causas del reflujo laringofaríngeo
Esta afección suele comenzar tras una infección respiratoria alta. La inflamación de la mucosa se ve agravada por el contacto con el ácido procedente del estómago a través del esófago. La cantidad de ácido que provoca esta irritación de la mucosa es pequeña, lo que explica por qué muchos pacientes no experimentan ardor ni acidez.
Las personas más propensas a desarrollar la enfermedad son las que la padecen:
- Insuficiencia de la válvula esofágica inferior
- Problemas digestivos con vaciado lento del estómago
- Hernia de hiato
- Cambios en la contractilidad esofágica
Los principales factores de riesgo son:
- Comer grandes cantidades de comida y tener sobrepeso
- Consumo excesivo de alcohol, refrescos, alimentos picantes y grasos
- Fumar
- Embarazo
Diagnóstico del reflujo laringofaríngeo
El diagnóstico del reflujo laringofaríngeo se realiza mediante endoscopia y, en ocasiones, es necesario realizar otras pruebas. Es una enfermedad frecuente pero infradiagnosticada, que puede dar síntomas durante meses o años antes de ser identificada.
Tratamiento del reflujo laringofaríngeo
El tratamiento del reflujo laringofaríngeo implica cambios en el estilo de vida y la dieta y tratamiento farmacológico.
Prevención del reflujo laringofaríngeo
Para evitarlo, hay que tomar algunas medidas:
- Evitar los alimentos ácidos, picantes y grasos
- Evitar o moderar el consumo de alcohol, tabaco y bebidas que contengan cafeína (té, café, refrescos).
- Evitar el chocolate y el mentol
- No llevar ropa ajustada
- Evitar el estrés
- Mantener un peso saludable
- No coma dos horas antes de acostarse
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